Hace como diez años le dije a mi abuelo que me gustaba su boina.
Se la quitó y me la puso. No salgo a la calle con ella. Pero voy a guardarla hasta que se me aflojen los cueros.
Florencio. Mi primer florete. Se le rompió
la punta.
En esas fachas no puedes ir a nuestra nueva casa.
Creo que tendré que regalarte.
Es una lástima nunca tener ocasión de usar tacón de aguja. Ah, qué nostalgia, quiero vestir a la vieja usanza.
Esta carta data del año 1998. En ella, como puede verse,
Edna me pide que la recuerde.
Cómo voy a olvidarla, desde entonces me llama cada semana.
¡Ah, qué mana de porquería!