Chistes babosos, secretos de amor, eventos de alta sociedad, episodios oníricos por montón y otras futilidades

viernes, 24 de agosto de 2007

BITÁCORA ONÍRICA

Me alegra que mi cabeza esté loca de su cabeza. Escribo sus piradeces para no olvidarlas.

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Anoche soñé que estaba acostada en mi habitación, esta vez en la parte alta de una litera. Vi a un bicho acercarse velozmente hacia mí. Era un negro y enorme alacrán que en lugar de clavar su aguijón, me pellizcó el pie. Qué dolor sentí; tomé con una mano al agresor y lo arrojé al suelo, pero él saltó más de un metro, prensó la orilla de la colcha y de nuevo llegó hasta mi pie para hacerme daño. Lo arrojé, pero su salto se repitió algunas veces. Luego miré las paredes: había arañas patonas, un escarabajo, un cienpiés y un camarón que pendía del techo, lo raro es que todos eran pequeñitos; a pesar de ello corrí en busca del insecticida; al único que deseaba dejar vivo es el escarabajo. En la cocina estaba mi madre, quien me dijo no los mates, en la noche iluminarán tu cuarto. Ella guisaba una langosta y de súbio la langosta se movió. ¿Sabes que ese animal es símbolo del diablo? Pregunté y ella contestó que sí, pero tranquila, casi amorosamente, introdujo el cuchillo en el cuerpo acorazado, para continuar su obra culinaria.



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Primera escena: tengo un hamster enorme y regordete, siento un profundo cariño por él.

Siguiente escena: llueve en la casa de mis abuelos. El agua corre escaleras abajo, ahí, junto a una piedra, encuentro mi roedor, casi en los huesos, helado, agonizante. ¿Cómo llegó ahí? Lo dejo morir y subo las escaleras con tristeza y con culpa.

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El ocio me ha traído aquí. Como si no tuviera un blog sensato, doce hijos y una tesis en proceso de hechura. En fin. Ya estamos aquí.